Agilizar nuestro PC cuando va lento es posible, y aquí traigo unos consejos para que no resulte una odisea de dimensiones épicas. Una cosa tenemos que tener en cuenta, y es que cualquier equipo informático requiere de cierto cuidado o mantenimiento para poder exprimirlo durante más tiempo.
Como toda máquina, puede que con el uso aparezcan problemas relacionados con mayores tiempos de carga, falta de espacio o, en el peor de los casos, problemas de seguridad por falta de actualizaciones.
Ahora sí, vamos a dar un pequeño repasito por las tareas que podremos realizar en nuestro equipo, y en caso de necesitar más, un par de consejos para mejorar tu equipo con un par de upgrades.
Tareas relacionadas con el sistema operativos
En primer lugar, revisaremos esas tareas que harán que la carga del sistema se reduzca, dando un respiro a nuestro ordenador.
Actualizar el sistema operativo
Con cierto cuidado, mantener el sistema operativo actualizado puede asegurarnos estar al día en lo que a parches de seguridad se refiere, junto con un rendimiento mayor en la mayoría de casos.
¿Por qué digo que con cuidado? Es sencillo, no siempre las actualizaciones en todos los equipos están al 100% probadas y garantizan que el equipo funcione. En algunos casos, hay actualizaciones que pueden llegar a dar problemas con algunos drivers, haciendo que componentes de nuestro equipo no rinda igual tras ellas.
En mi caso, con la actualización a Windows 8.1 perdí la compatibilidad con la gráfica dedicada de mi portátil, por lo que es recomendable que estemos atentos ante las grandes actualizaciones del SO y tengamos puntos de restauración para poder regresar a él si la actualización no resulta estar lista para nosotros.
Si usas Mac no deberías tener estos problemas, esa es la ventaja de disponer tan poca variedad de equipos, la marca puede asegurar mejor compatibilidad. Del mismo modo, con Linux (llevo con él unos años como sistema por defecto) no deberías tener problemas si usas una versión LTS si tu distro la tiene, pues para un entorno de trabaja es más estable y tienes menos problemas de compatibilidades.
Un detalle muy a tener en cuenta es ver los requerimientos de los sistemas a los que vayamos a actualizar o instalar, ya que suele indicarse un mínimo recomendable para un rendimiento óptimo. En las páginas oficiales de para cada sistema suelen dar esta información, por lo que el acceso a ella es público.
Actualizar controladores
Del mismo modo que con el sistema operativo, los controladores deben estar al día. Por regla general, esto nos asegura un rendimiento de nuestro hardware más optimizado. Con el ejemplo anterior de Windows 8.1, fue una actualización de los controladores la que consiguió devolver a la vida mi gráfica (Windows es mi entorno para jugar de manera ocasional y realizar diferentes pruebas de software, sin gráfica no me aportaba nada).
Actualiza los programas
Una vez más, actualizaciones al canto. Los programas pueden traer nuevas funcionalidades con las actualizaciones, pero también suelen llevar consigo una mejoría en su rendimiento. Normalmente este es el caso, pero no siempre es así y por ello recomiendo tener copias de restauración o de versiones anteriores de los programas principales.
Reducir los programas de inicio
Cada sistema tiene su manera de iniciar programas de manera automática, y dada la cantidad de sistemas del mercado resulta imposible decir cómo se haría en todos esos casos. En Windows, el sistema más empleado a nivel usuario (y en muchos sitios a nivel profesional) es recurrir a distintas herramientas gratuitas que nos ayudan (como CCleaner) o las recomendadas por Microsoft, quienes nos enseñan aquí cómo usarlas.
En caso de disponer de otros sistemas, una manera más general es revisando los ajustes individuales de cada programa, pudiendo descartar su inicio con el sistema desde sus ajustes en la mayoría de los casos.
Liberar espacio en el disco
Evidentemente, el espacio libre puede afectar al rendimiento de nuestros equipos. En los casos en los que tengamos el disco duro lleno, es recomendable realizar un vaciado a componentes externos. Del mismo modo, todo el contenido que no sea imprescindible debería ser eliminado o volcado a esos medios extraíbles de manera habitual, lo que ayuda a prevenir la saturación del almacenamiento.
Mejoras en el hardware
Tras ver algunos de los consejos generales para mantener al día nuestros equipos, podremos ver si simplemente disponemos de un hardware que pide mejorarse. Del mismo modo, con un par de cambios debería poderse notar la mejora.
Eso sí, me limito al cambio de dos componentes reemplazables en la mayoría de quipos (de sobremesa o portátiles), pues siempre hay más cosas que mejorar.
Cambio de disco duro
A nivel personal, no he sido consciente de lo que era un SSD hasta que lo probé. Hoy en día están a precios más asequibles, y teniendo en cuenta que los discos duros convencionales son el cuello de botella en muchos equipos, son la opción a tener en cuenta.
La lectura más lenta del HDD hace que el resto de componentes se queden a la espera en la carga de aplicaciones o del mismo sistema. Con un SSD lograrás sacar más provecho de tu procesador y el cambio está más que garantizado.
Cambio de la RAM
Con los años, las aplicaciones pueden aumentar el consumo de recursos (Chrome, te estoy mirando mientras lo escribo), del mismo modo que con las diferentes versiones de los sistemas operativos en sus diferentes versiones.
Por eso es recomendable que un equipo disponga de suficiente RAM para poder cargar todo lo que sueles usar sin recurrir a la memoria de intercambio. La RAM puede ser uno de los cambios más económicos a tener en cuenta y, junto con el disco duro, que más impacto puede tener en el rendimiento.
Adelante mutante, si has tenido que enfrentarte a equipos que necesitaban una optimización ¡no dudes en dejar un comentario con la experiencia!