Como bien sabemos, uno de los principales proveedores de pantallas OLED a nivel global no es otro que el coloso surcoreano Samsung. Solo en en el año 2017 suministró 50 millones de ellas a Apple para su buque insignia el iPhone X, y se espera que en el año que entra esta cantidad se cuadruplique, ya que el iPhone X esta siendo todo un superventas para Apple.
¿Sorprendido de que su rival directo por la primera posición en ventas de smartphone sea también su primer cliente en cuanto a componentes se refiere? No debería: Samsung es una compañía y, por tanto, queda definida por su objetivo de obtener beneficios. Si Apple está dispuesta a desembolsar tanto para comprarles pantallas, puente de plata al enemigo.
Hablemos de números
El panel utilizado por el iPhone X tiene un coste de fabricación de alrededor de 110 dólares. Con el sobrecoste de venta, si Samsung aumentara sus envíos a Apple en un 400% en 2018, estaríamos hablando de unas ganancias de alrededor de 22.000 millones de dólares, una cifra que le interesa (y mucho) a Samsung, mucho más que fortalecer a su competidor directo.
Parece ser que el aumento de pedidos se debe a dos motivos. En primer lugar, el aumento de la tasa de rendimiento de los indicadores, que ahora se acerca a un 90% situando a Samsung en la producción de hasta 224 millones de paneles de 6 pulgadas al año. En segundo lugar, Apple ha invertido mucho en LG, pero los problemas de provisión de esta compañía (que ya le costaron su contrato con Xiaomi) han hecho que decida cambiar al otro gran productor coreano.
Eso sí, el salseo está asegurado ya que tanto Samsung como LG están trabajando en un iPhone plegable, cuyo lanzamiento se rumorea como el pelotazo del 2020. Así las cosas, ¿cuáles serán los futuros movimientos de Samsung respecto a Apple? ¿Conseguirá LG desbancar a Samsung proveyendo a Apple de todas las pantallas y demás componentes que ahora está haciendo Samsung? ¡Dejadnos vuestras opiniones!